Mientras que algo es desconocido, no se siente más que curiosidad, pero una vez a bordo, la desesperación y la confusión son importantes viajeros

lunes, 12 de diciembre de 2011

El capricho de Cronos



http://www.youtube.com/watch?v=V0BZhDruBSc&feature=related


Camino por un suelo 
fértil
donde nuevas cosas crecen,
sobre antiguas huellas
que fueron silenciadas.

Así es el gran  
Cronos,
como un mar que se traga su saliva
a veces, sin prestar una barca en la orilla.
Y con el mismo sabor que la sal
las lágrimas reclamaran lo suyo
pero el sol, no volverá a dejar su sombra.

Y camino...en círculos, como tú.
Con una hoz en la mano.
Doblando cada 
esquina de las páginas
para saber mañana en cual levantarme
hasta que tu, termines de leerlo.

El tiempo es como esferas
tan solo rueda,
el final y el origen concluyen
en un mismo pasaje.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El pabellón carmesí.







Cubriéndose con los cabellos de la luna
sus labios aún parecían mas rojos
y sus pestañas, arañas.
Peinando los mechones de plata
cada beso sangraba
antojándose una mariposa,
que en cada soplo, escapaba.
Sus dedos articulaba la luz
a veces, volviéndola muda
ahogándola con la sombra de sus manos.
El destello, se disfrazaba de funambulista
que caminaba formando círculos
por el contorno de la bailarina.
El equilibrio se perdía,
al igual que la música terminaba
y los pies del astro resbalaban.

Daba paso al alba,
que engullendo a la desfallecida luna
convertía a la habitación antes pálida
en un escenario del crimen.
Finalmente, cayendo a la red
la araña devoraba las alas de la mariposa
tiñendo mis mejillas, haciendo  en mis entrañas
un pabellón carmesí.
Allí estalla tu nombre...
y con el, mi vida concluye.

jueves, 13 de octubre de 2011

Silencio.

http://www.youtube.com/watch?v=ZQYxjf3K4Zk




Ayer me enteré de que las mariposas negras
anidan en los pulmones del ángel Azrael,
Aún con optimismo, Pregunté:
¿No existe el color para las manos de la muerte?

Arrogante fue entonces la lágrima que surgió de su anhelo.
Caprichosa, se arrastró ralentizando el tiempo.
Babeante, como un caracol;
Maleable, como el cristal caliente.
Amparada en la oscuridad de la noche
un galgo la bebió.
Y no quedó más que desazón en su lengua,
la aspereza de la sal, que se pierde
en la saliva de un lobo hambriento.

Intenté acariciar las alas de uno de sus suspiros,
pero se deshizo entre mis dedos,
el lepidóptero cayó hasta enmudecer el silencio
Cloc.
.
.
Como una gota de té,
que mancha mi ropa,
el cadáver del insecto.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Un instante.

http://www.youtube.com/watch?v=EUir4UwyVHc&feature=related


Hay segundos en los que colisionan millares de pensamientos y hoy tuve un instante en el que evalué la vida.
Me encontraba a los piés de una cama, sujetando la mano de una chica de doce años. La admiraba, porque aunque yo intentase darle consejos y pedirle paciencia, ella me demostraba que más podía decirme ella a mi con el silencio que guardaba.
Yo le pedía que si necesitaba llorar, que lo hiciera conmigo. Que no hay nadie tan fuerte como para aguantar ciertas cosas...mientras, le agarraba la mano, fuerte.
Ella me sonreía conforme yo daba mi discurso y yo emulaba otra sonrisa...
Te pondrás bien, volverás a casa y no te acordaras de estos días. Tendrás una vida normal, y esas cicatrices podrás arreglarlas algún día. Lo importante es que te pongas bien. 15 o 20 minutos en esos pies de la cama, en los que más me ha enseñado ella a mi, que yo a ella. Solo la conozco de unos días, pero se me ha hecho especial.

Con qué poquito nos complicamos a veces la vida, en vez de vivirla mejor.

lunes, 5 de septiembre de 2011

El rapto de los espectros.

http://www.youtube.com/watch?v=SxtzgM4_cWM


Bajo los gemidos de Amaterasu
son engendrados en su garganta
los últimos suspiros de luz,
perlas de saliva que se vuelven estrellas.
De sus pupilas, impulsada por el pestañeo
nacen las sombras, entrelazadas,
tejiendo los brazos infinitos de la noche.
Un artista de butoh danza en sus mejillas
como ese árbol que mece sus ramas,
ciñéndose al vértigo del día.
Allí las tinieblas caminando cautelosas
en la orilla de los labios de la Diosa
entonan deliciosas nanas
que llevan consigo el rapto de las almas
.
.

.


.

domingo, 28 de agosto de 2011

Autómata.


http://www.youtube.com/watch?v=jc4XETqgoyQ&feature=related

Admiré la espontaneidad mecánica
de una flor, estrenando su atuendo
consintiendo a la estación
que la devorara, esparciendo su savia.
Tu estabas aquel día masticando pan,
de lo sobrante de tu boca
se alimentaban los pájaros
y yo podría haber sido uno de ellos.
Tendría que haber nacido autómata,
al reloj de tus deseos sincronizada,
olvidando a mi antepasado Prometeo
encerrándome en la armadura del a-teo.
Podría ser que fuese una escafandra
por las mordeduras de los peces, derruida
y es que el mundo actúa como una gran máquina.
Ofreciendo ternura y la digestión, convirtiéndolo
en desecho, nutriéndose de mi.
Repetición de movimientos,
debería de haber crecido como un robot
exenta de lo que llamamos vida,
Hanabi.

viernes, 26 de agosto de 2011

El origen del infierno.


http://www.youtube.com/watch?v=hZ28SypAk80







Sus labios permanecían entreabiertos, temblaban, como si fuesen de gelatina. Su lengua se asomaba para humedecerlos más, ella estaba mintiendo. Su cuerpo le delataba en cada gesto, pero ella seguía afirmando que era una persona.
Sin embargo, en el lagrimal de sus ojos se podía encontrar un ápice de oxido que caía por sus mejillas. Sus pupilas era la jaula donde habitaba los restos de un fénix y esas lágrimas, eran su sangre. Inundados de fuego, el fénix volaba entre cada pestañeo, desconcentrando a todos los que permanecían en la sala.
Recuerdo como el foco de luz colisionaba con su rostro, intimidándole, golpeando su conciencia. Pero aquella joven no se inmutaba.
El tiempo hizo que el mundo se irritase por aquella actitud tan insolente. Era una estatua de mármol, un serafín...algo tan tremendamente bello que se podía permitir el lujo de hacer temblar el cosmos. Y el hombre detestó su más preciada obra, como ya habían hecho los dioses con nuestra raza anteriormente.
Tenían miedo de esa criatura porque era tan perfecta que no necesitaba sentir para actuar. Era capaz de hacer cualquier cosa que se le encomendase sin cuestionarlo. Y como ya conocemos al hombre, la figura de la joven había servido al placer. Es increíble como el metal se entrelazaba con la carne, su figura se amoldaba a cualquier cuerpo como si ella fuese de seda. Cuesta creer que esos tornillos y programas que residían bajo su coraza, le proporcionaba tanta delicadeza.  Ningún hombre se quejó alguna vez de su frialdad, al contrario, comentaban que era la chica más pasional con la que se habían encontrado. Su deseo rozaba la violencia, de aquel cuerpecito menudo no salía ningún chirrido, ningún sonido metálico.
Por eso, ahora, todos miraban perplejos sin saber que hacer con ella. Debían de matarla, pues había incumplido una de las leyes primarias...pero todos absortos, contemplaban una vez más, aquellos labios rosados.
Nadie fue capaz de disparar a aquella mujer. Y como tenían que hacer algo, la desterraron. Allí ella ha continuado viviendo año tras año, sin sed, sin sueño, sin nada que le convirtiese más humana para volver. Hasta que la sociedad terminó por olvidarse de ella.
Qué terrible el permanecer sin cambios, en silencio. Una pausa eterna, por haber traspasado los límites impuestos.
Aquella noche un hombre esnifaba wasabi, sentía vértigo...todo era de color verde, y en ese prado esmeralda apareció ese ángel desnudo dispuesto a acogerle entre sus brazos.
Así se inició el infierno, el mundo que ahora conocemos como pecado. Un robot que acoge a los desesperados. Latente, recluta a los que dejaron su cordura, formando un ejército que se infiltra en el mundo, para llevarlo al fin. Y ella siendo el demonio reencarnado, no es más que el cólera que la sociedad sepulta bajo tierra, dejándolo crecer.
Así es el abismo, el precipicio de esos ojos donde se asoman los hombres.

lunes, 18 de julio de 2011

Noche de verano.





Por la noche, un perro arañaba la pared,
con sigilo, alguien caminaba por mi cama.
Trepando al ritmo del rasguño,
una cicatriz se abría paso entre mis sábanas.

Por la noche,el frenetismo se palpaba
y a la vez, todo permanecía parado
deliro, yo descansaba.
Solo el aliento se colgaba por mi garganta.

Por la noche, el jadeo se hacía audible
impaciente se revolvían mis sentidos,
el aire ya húmedo se llevaba mi psique
yo dormía, y tú jugabas conmigo.

Por la noche, tu y yo nos encontramos.
¿Y qué sería de mi, si tus fauces
no dejaran sus hendiduras por la mañana?
Ahora, para verte, solo necesito ver mi cuerpo.

Te deseo.

miércoles, 29 de junio de 2011

La mujer pez.


El cielo parecía extenderse hasta la orilla, reposando su cabeza en la arena, sus pulmones se llenaban de agua salada y los cabellos formando ondas acababan enredados en los pies de algún enamorado que paseaba por la noche.
Sin ningún otro sonido que el de las cigarras, el faro parpadeaba, acrecentando entre cada mutismo del coro la sensación de grandeza del océano.
Entre la quietud, una barca reposaba cerca de los lánguidos brazos del faro. La respiración del agua alzaba y descolgaba al pescador dándole el aspecto de un conquistador. Fiero, arrastraba las redes. Cuando conseguía poner a salvo su presa, la fuerza se hacía eco y un balanceo dejaba escapar a algún que otro pez con mucha suerte.

El hombre, sintiéndose orgulloso de su trabajo advirtió que además de escamas unos cabellos tan negros como la misma profundidad se encontraban revueltos por sus redes. Alarmado por verse frente a un cadáver acudió lleno de sudor hasta el cuerpo, con la sorpresa de que aquello comenzó a incorporarse, dejando entrever entre los mechones la figura de una mujer envuelta en un kimono azúl de seda.
Sin más dilación, unas palabras salieron de su boca como burbujas, explotando en los oídos del pescador.

-como un pez he llegado hasta ti y ahora la única húmedad que conservo se encuentra en mis ojos.-

Atento miró a esos ojos que llevarían a cualquier ser al abismo y complacido por tanta belleza decidió lanzarse a ese cuerpecillo. La misteriosa dama le hizo hueco en su pecho...y cuando amaterasu volvió a separar el cielo del mar, la barca había quedado vacía en la orilla del pueblo.

El cazador había sido cazado, y un alma escorada goteaba su sangre salada a la vista del pueblo. No era la primera vez que este hecho se mostraba allí, y la familia del pescador se arrodillaban ante la tragedia. Como si en esa misma madera estuviese el cuerpo del hombre...lo cubrieron. El olor a pescado asqueba el ambiente. Las entrañas del mar tenía un olor detestable y es que la muerte no podía ser de otra forma.
A veces los niños jugaban con algunas conchas en el borde de la costa. Hacían montañas con los caparazones que habían quedado inservibles y cuando de nuevo se reunían al día siguiente, ya no quedaba ninguna prueba de que lo de ayer fuese real. Así era el agua, y así eran las personas. Ocultando la barca creyeron que ya nunca olerían de nuevo el olor a vejez temprana, al igual que los pequeños volvían a erigir su montaña.
Sin embargo al paso de los días el mismo hecho volvió como una gran ola, dejando esta vez a la misericordia de la tierra, no solo una barca, sino decenas de ellas.

El miedo es algo tan contagioso que la gente fue marchándose de aquel lugar con tanta rápidez que ni un reloj de arena podía definir. Tan solo un iluso, quiso quedarse allí y partir por la noche en busca de un terrible monstruo.
Su mente podía imaginar cosas horrendas, y sus sentidos estaban preparados para combatir contra un esperpento. El joven irresponsable arrastró con él a su prometida, la cual no se atrevía a marcharse sin él y aquella noche decidió seguirle para protegerle desde la distancia.
Seguro de sí mismo, el campesino, se llevó un cuchillo capaz de atravesar cualquier órgano impuro. Y su amada oculta tras unos árboles tenía sus manos llenas de piedras.
La chica tenía unas manos muy graciosas, eran finas, pero su rostro estaba quemado por el sol...tanto, que entre las sombras se escondía muy bien.

La dama misteriosa se hizo esperar y cuando el joven quedó casi dormido apareció frente a él. Tanta belleza no era posible. Su kimono azúl volvía a mostrarse entre cada pestañeo del faro y esos ojos hicieron preso al muchacho.
La princesa se volvió hacía el cuchillo y se cortó un mechón de pelo. Todo esto era tan imprevisto...¿ Dónde estaba ese monstruo sin corazón?
Todo pasó tan fugaz que se ahogó el llanto de la cigarra y las piedras se desplomaron de las manos de la prometida. Tanta envidía corría por su figura que un gritito hizo que la dama se zambullara en el agua, dejando volver a su amado embrujado.

El joven acudía cada noche en busca de su amor, pero ella no se le volvió a presentar. La tristeza se torno locura, y tomó la imagen de un esqueleto. Solo escribía versos a la mujer que ya jamás volvería a ver, ignorando a quién desde la distancia le cuidaba con esmero.
La prometida sabiendo que jamás podría ser tan bella como la delicada doncella, decidió encomendarse al mar y buscar a esa mujer para que salvase la vida de él.

Se sumergió en el infierno, navegando entre lo fortuito la doncella se subió a su barca y ambas comenzaron a mirarse. Necesitaba llevarla hasta su amado y decidió distraerla cantando dulces nanas.
El sonido era quebradizo como si poco a poco estuviese expulsando su alma por la garganta, estaba abortando sus sentimientos para conseguir darle vida a quién mas quería. Frente a ella tenía lo que debería de haber sido para su prometido y sin embargo, ahí estaba, vestida de hombre cantándole a quién mas odiaba.
La dama quedó esta vez presa de los sentimientos de la campesina y en el último silencio antes de que el sol dejara ver los verdaderos colores del mar, dijo con una sonrisa:

-Nunca había visto algo tan bello, me has hecho feliz.-
Aprovechando esas palabras corrió a pedirle que salvase al joven, pero el sol alumbró y dió a conocer la realidad. Después de un chasquido la belleza desapareció dejando de recuerdo entre la seda del kimono, un pez. Tan complicado es esconderse bajo la luz, que el pez agonizaba, mientras esos ojos grandes no podían cerrarse. La muchacha sintiéndo pena por lo delicada que era la belleza y lo efímera que era su vida, abrazó el pez y dejó que su convulsión tuviese el ritmo del corazón donde sentirse refugiado.
Tras unos segundos en los que el pez terminó de morir, la joven marchó a casa con el ser en sus manos y el kimono azúl en su espalda.
Cuando el perturbado vió aparecer ese kimono sobre los hombros de aquella mujer, no dejó tiempo a que ofreciera una explicación. Al igual que la cigarra se despojó de su caparazón y una nueva estación daba comienzo a otra vida...el hombre clavó ensartando a la vez el pez y el corazón de la muchacha con el cuchillo que tenía para derrotar a esa bestia de sus pensamientos pasados.
Al final, no había reconocido a su mujer, ni tampoco a su amor. Consumido por la angustía de no entregarse a ese ángel se dió al agua y allí termino toda la historia.

Todo volvió a la normalidad y meses después la gente regresó al pueblo. No había pasado nada, una ola se había llevado todas las pasiones con ella. Ningún nombre queda escrito en la arena.

jueves, 19 de mayo de 2011

La fealdad ofrece más comida que lo bello.




http://www.youtube.com/watch?v=ScXkjVivGVw&feature=related




Anoche me dejé llevar por el llanto de las cigarras, arrastrada por sus lágrimas encontré un río. Su agua estaba helada, y una mariposa desmembrada mostraba su fealdad flotando en la superficie. Seguramente hubiese estado volando acalorada tan cerca del río que los peces, con la avaricia que les caracteriza, compitieron con sus aletas por los colores de sus alas.
Cuanta envidia encerraba el agua, y nosotros bebíamos de ella como si fuera sana. Mientras imitaba la pasividad del insecto, pensé que los peces siempre desearon ser como las mariposas y que las estaciones son caprichosas. Todo se debía a un instante y si llegabamos un momento antes o por el contrario, un momento tarde, la vida no nos correspondía.
Errores del tiempo. Los ángeles escamosos trotaban por la espuma tragando luciérnagas y su estómago siendo una membrana tan fina aún dejaba ver en cada salto un suspiro de esperanza.
Se les debería de perdonar su insensibilidad, un ser que no es capaz de cerrar sus párpados y soñar, no puede sentirse feliz en su existencia. Recuerdo que había personas que estaban tan tristes que solo el sueño les ayudaba a recuperarse y el tiempo parecía correr en vez de andar.
Volví a la tierra, permanecer inerte era más cansado de lo que parecía y consideré que el infierno no está tan lejano de los humanos, siendo el cielo más inalcanzable. Quizá los peces fueran almas sumergidas como ocurría con los cuerpos de la novela de Dante.
Desde la orilla veía a Caronte llenar su barca de madera con todos esos seres de ojos espectantes, ellos aún reclamando el perdón del cielo sin más recompensa que el descanso.
En el mundo de los vivos necesitábamos alimentarnos de almas pecadoras para continuar con nuestra existencia, las desgracias hacían más honorable a los hombres que contaban con la suerte de su lado. No sé por qué nos quejamos tanto del infierno...¿Qué nos ofrece el cielo a la vida? Nunca escuché a nadie que pudo cocinar uno de esos ángeles griegos y alimentar su familia.


Las cigarras comenzaron a relajar sus voces y entendí que ese era el aviso de que debía de volver a casa. Cada cosa tiene su momento.

miércoles, 27 de abril de 2011

Pigmalionismo.



Acariciaba su piel para terminar de darle forma a los pómulos. Llevaba tres noches obligándose a crear en aquel rostro la sinonimia con la luna, pero su vejez le hacía incapaz.
Las cavidades  de la muñeca se colmaban con el sudor del escultor que le servían de plasma, proporcionándole suavidad a la rigidez de su gesto.
Tentado por su propia obra los pensamientos se tornaban pérfidos y así, su excitación cortejaba la impaciencia hasta desear las comisuras de esos labios mustios. La belleza debía de ser tan vacía como el blanco de una escultura griega, pero la intención acababa perdida en la demacración de unas ojeras que realzaban el arco de la vida.
Era terrible ver a una joven nacer con el motivo de amar a quién le había concebido. La placenta eran aquellas manos curtidas y la sangre, la polvadera de sus imperfecciones.
Sin perder el tiempo, el artista decidió sentir su propia creación y se amaron durante toda la noche. Un capricho, aquella muñeca tan solo era el anhelo a la luna...y una vez cubierto de pasión, al mirar al cielo se dio cuenta de que esa escultura no sería inmaculada.
Destrozado por seducirla, cogió un cincel y lo clavó en el corazón de la muñeca. Más confuso al ver que no brotaba nada de la herida continuó apuñalándola hasta terminar de romperla.
Los trozos de porcelana descansaban por el suelo, el delito quedó en secreto y el hombre, como todos los demás, corrió hasta el agua para limpiar sus manos de aquel espantoso asesinato. El desagüe tragándose los últimos restos de una vida no dejó ningún recuerdo.

miércoles, 20 de abril de 2011

Uadyet



http://www.youtube.com/watch?v=JvPu2PGzcSg


Deja a tu aire que engendre música
para que la serpiente oscile
como el sol entre las dunas sabor canela.
Dale forma al fuego que se crispa,
encuentra su silueta turbia
allí aparecerá un mundo acróbata,
y en el desenlace de tus ojos una cobra.


Mi piel muda cuando envejece,
renaciendo entre tus brazos.
Un torso se balancea entre tu aliento.
Soy el recipiente de un veneno
el cual voy arrojando por tu cuerpo,
mientras el reptil consigue llegar a tus labios
donde culmina su vida en un beso.

lunes, 18 de abril de 2011

Agonía.


La agonía es esa palabra que puede definir el anhelo o la amargura. Si tuviese que ponerle imagen sería un faro.




La agonía de la luz.

Esta noche volverás a colocar tus brazos
entre la neblina de los desesperados,
gritarás con tu voz muda
y buscarás el silencio de tu corazón
oculto en la madera gastada
de las barcas que quedaron sumergidas.
Tu luz debilitada, como la piel anciana
de las sirenas que cantaban para ti,
formarán caricias en forma de olas
que sin tocarte llegarán hasta tu orilla.

¿Quién te abrazará a ti mientras esté la luna?
Ven a mi cuando te dejes caer,
derrámate como la sangre
y gotea por mi contorno,
Quedará en un suspiro roto por el rumor.
Estás fría, tan fría como yo.

lunes, 4 de abril de 2011

Quimera.

http://www.goear.com/listen/d5e631d/east-hastings-godspeed-you-black-emperor




Un pez fuera del agua
que intenta vivir donde no le pertenece
mientras sus movimientos espasmódicos
les hacen volar durante un instante.
Así es su caminar, en aquel mundo
la languidez de su sombra
no es capaz de acostarse en la noche.
Donde la agitación revuelve sus músculos
y el viento de la tarde perturba las olas .
Sus pupilas midriáticas se fijan en algo inagotable
haciendo la deambulación en algo perenne
¿Dónde encontrará el atisbo de la cordura?
Rendido ante la materialidad
sus pasos se esconden en la quimera de la mente,
una proyección que actúa como sedante.
Su razón jadea, mientras que se zambulle
como un pez que vuelve a descansar
en el acuario de las indolencias.
.
.
.
¿Quién es semejante a la bestia...y quién podrá lidiar con ella?

sábado, 19 de marzo de 2011

La cena eterna.

Recuerdo a la perfección ese olor a longevidad. Una mesa enorme de robusta madera ocupaba casi la totalidad de la habitación, me daba la impresión de ser tan pequeña que me hubiese gustado desaparecer por completo, esfumarme sin dejar constancia de mi presencia. Pero fue demasiado tarde, todos ellos me inspeccionaban sin levantarse de sus asientos, con las manos aferradas a sus cubiertos no dejaban de comer ricos manjares propios de un rey.

Cenizas-pensé- deben de estar tragando despojos, pues aquello parecía más una obligación que un disfrute. Sus cuerpos se exhibían enfermizos, debían de ser muy sabios pues sus barbas conseguían tocar el suelo.
La imagen cuarteada parecía sacada de las entrañas de una polilla, la luz se colaba débilmente por algunos huecos que las cortinas pesadas de terciopelo no podían retener. El ambiente era cargante, aún permanecía quieta como animal cautivo. Conservando el aire en mis pulmones, me mareaba hasta el punto que tuve que cerrar los ojos para concentrarme un poco más en mi tarea de no molestar.
Una cena eterna, un lugar en el que la vejez no alcanzaba más desgaste, nadie se quejaba de sus dolencias. Esos recuerdos se habían vuelto borrosos...ciertamente, aquello era una cena de cadáveres. Difuntos que comían otros restos, machacando sus mandíbulas para intentar dar algún signo de desemejanza. Pero la verdad es que tanto lo comido como los comensales existían por respeto muto.
Al final no me quedó mas remedio que soltar el aire que hinchaban mis costillas, y como la cuerda de una ballesta, sus cabezas se alzaron para ver quién era el intruso que se atrevía a desaprovechar la vida.
Todos aspiraron pero nadie hizo ruido, seguramente olvidaron como se respiraba. Al volver a inhalar oxígeno, el lugar entró por mi nariz. Un nido de pájaros. Recordé mi fobia a las aves y de pronto vi todo repleto de ellas, plumas por todos lados...pobre muerte.
Los hombres me dijeron de darme más años de vida si cumplía con sus deseos...Ellos no podían levantarse de sus asientos y tenían ganas de volver a escuchar pasajes de algunos libros. Aquella noche me quedé despierta a su lado, leyendo y leyendo historias de guerras.
Cuando ya no podía más me mandaron de nuevo a mi mundo y me dijeron que ellos tendrían que seguir allí eternamente. Entonces pensé que si eso era un premio o un castigo, ¿Qué era la eternidad? ¿algo lozano o por el contrario era la insistencia de lo ajado?.
Me desperté y ya no supe más de ellos. Un sueño más.

miércoles, 16 de marzo de 2011

La dosis hace el veneno.






Dosis Sola Facit Venenum
. Decidí tatuarme esa frase porque como bien dice, la dosis hace el veneno. Para mi no hay algo que sea totalmente dañino, sino que somos nosotros quienes lo hacemos así. Incluso lo más dulce de todo se puede convertir en tóxico si abusamos demasiado de ello.
Me sirve de recuerdo para saber darle a cada cosa su importancia, sin reforzarla.
Encontramos momentos en los que las ideas se tornan turbias y por desgracia podemos caer en ese desconocimiento para obsesionarnos con ellas. Cuando más miedo tengo es cuando me enfrento a algo que no tenía programado, algo que ni en mis más lejanos pensamientos podría haberme planteado. Mientras que todo vaya por la linea que tiene que ir, me siento tranquila.

El veneno es una sustancia que va contaminando nuestro organismo poco a poco, se desliza por nuestro cuerpo hasta terminar de infectarnos. ¿Qué haría mejor su función (la del veneno) que algo a lo que amamos? Cuando queremos algo nos volvemos más vulnerables. Siempre pensamos que eso que nos hace sentirnos tan bien no nos puede hacer daño, pero muchas veces esa total confianza en algo que no controlamos nosotros mismos nos ataca inesperádamente, hacíendonos presos de su ponzoña.

En el último libro que me leí , Lo bello y lo triste, confirmé aún más mi teroía de que lo bello es aún mas peligroso que lo ya concebido como horrendo. Lo que es delicado puede tramar en su interior una gran venganza.

Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos...Todo depende de como queramos beberlo. Yo desde luego, sigo observando todo desde la distancia, cuido de mi como mejor puedo y claro que encierro mi propio veneno por si alguien se atreve a hendir sus dientes en mi piel.

lunes, 14 de marzo de 2011

El dolor es para los vivos.


                                                                               .
                                                                               .
                                                                               .


Yukiko salió aquella mañana para recibir los rayos del sol. Aquellos dedos incorpóreos le ofrecían calor, haciendo que su cabeza se mantuviese erguida.
A lo largo del paseo advirtió como no era ella la única deseosa de sentir la calidez que el sol regalaba, también las flores se iban abriendo para colorear el ambiente. Desde luego era tentador recoger alguna de esas flores rojas de membrillo y colocarlas en su cabello. Un tocado delicioso como los labios de una joven maiko que se posan en el filo de una taza de té.
Sin pensarlo más introdujo sus manos por el arbusto hasta conseguir la más alegre de todas, recibiendo a cambio un arañazo que cortaban los capilares de su muñeca. La sangre brotaba escandalosa y el dolor se hacía presente conforme los segundos iban mudando. Sin prestarle mucha atención, pasó por alto el incidente y terminó de colocar el adorno en su cabeza, ahora formaba parte de la escena.
Al elevar su brazo para situar la flor de forma grácil, este conseguía asemejarse a un tronco ligero de un árbol. Las gotitas de sangre caían por su rostro recordando unos pétalos...y sus otros dedos vagaron por las mejillas hasta que las dejó ruborizadas.
Un quemazón le llegaba desde la herida hasta el final del brazo. ¿Cómo el dolor era capaz de llegar hasta tan lejos? Pasó su lengua por el corte, había aprendido eso de los animales, para que pudiera cicatrizar debía de extraer la sangre inválida.
El sabor metálico irritaba su garganta, ese era el gusto del dolor. Aún así, se sentía agradecida del escozor que recorría su cuerpo...es que el daño solo lo pueden recibir los vivos.
Presa de su locura continuó introduciendo sus mangas por el arbusto afilado hasta que de sus extremidades se veían brotar las flores mismas. Cómo un remo astillado. Cada gota de sangre se desprendía como hilo de seda, entrelazándose entre ellos hasta teñir el agua de color carmesí. ún en su lengua quedaba el aroma áspero mientras que decidida volcaba en la planta todo el zumo de su teoría.
Al año siguiente cuando regresó al mismo lugar, encontró que las flores este año eran más bellas que las anteriores y es que el sacrificio en algún momento trae recompensas. Es la única forma de hacerse inmune al dolor. Yukiko sonrió...ella estaba viva.

lunes, 7 de marzo de 2011

Sicariidae

 ( http://www.goear.com/listen/ec891ca/returns-a-king-300 )


Sicariidae

Percusión que acuesta las olas,
extensión del sonido capaz de provocar
la conflaglación entre lo continuo y lo agitado.

ignorando mi sincretismo con el viento
dejas tus redes espumadas,
como caballos desbocados.

la baba que regurgitas es vencida
al escupir del todo la vesania
que mis propias manos te hicieron vomitar.

Firmeza al deslizar el timón por la sospecha del mar.
Ni el tiempo es tan codicioso
ni tampoco es tan perforante el aire nervioso.

Su olor salino colma mis sentidos,
cristalizando mi corazón de madera
En un quejido resultante del placer.

El mascarón de una mujer insaciable
se lanza entre tus brazos desalmados
arañando tu piel húmeda, para yo pasear en mi Nao.

Y es que ni tú viejo marino
que tus espinas compiten con tus huesos
puedes escapar de lo que es bello.

Ahora hasta el propio piélago
se eleva para acariciar el torso de la sirena
y las velas se ensanchan con tus suspiros.

Sigamos nuestro camino joven sicariidae,
exijo llegar hasta el algor mortis
porque deseo que mi sangre ponzoñosa torne helada.

Derrámame por tu figura y húndeme en tu locura.
Seré tan húmeda como sea necesario para formar parte de ti
Un navío sepultado en tu boca. Invicto.

sábado, 5 de marzo de 2011

Dos historias de una venganza.

Comienzo.

Su cabeza se alzo por encima de la mía, mientras que los rayos del sol agujereaban cada gota de sangre. Sus ojos, parecían mirarme descifrando la verdad y a su vez, agradecidos, tras la cortina de sangre que emanaba como fuego de ave fénix.
Mis manos aferraban con fuerza el tsuka de mi katana. Esto ya había pasado años atrás y juré venganza… ¿Ahora que debía prometer? Mis palabras habían perdido el valor, al observar como unas manos ensartaban sus dedos por el cabello de lo que había amado en secreto.
Había dejado atrás mi fragilidad, tuve que metarfosear el kimono de seda por una armadura lo suficientemente robusta para esconder mis flaquezas e incitar mi rabia.
La música ahora solo hacía eco bajo el metal, y la poesía la escribía en mis brazos para que fuese borrada por el sudor de cada batalla. Y ahora… ¿Para qué? Se puede esconder un físico, modificar una voz, potenciar la fuerza…pero jamás sepultar los sentimientos. Esa era mi mayor debilidad, que por mucho que sacrificase mi ser, yo era yo, y pretendía deshumanizarse para ser un demonio que no estaba hecho para mí.
Entre pensamientos de cobardía, perdí de vista el cuadro que se había presentado como un instinto. Ahora, arrodillada mojando mis dedos en los restos de su vida recordé a mi maestro y sus palabras. “Siempre puedes amar, pero hay días que no puedes.”
Un grito desgarró el disfraz. Solté mi cabello, dejé mi armadura como tumba, como la crisálida del despertar de mi alma. Yo había muerto allí. Derrotaría a aquel ser con mi mayor amor, y así seguro que le vencería. Los hilos frágiles llegan a cortar más que la hoja robusta de una espada, si estos están sujetos por fuertes ideales. Una mano tiraba de mi superación, y el otro de mi sensibilidad. Desempolvé el kimono y arrastré la katana dejando huella de mis palabras. Te mataré y luego recuperaré lo que debía haber sido mío….Te quiero Kaito.

Un navegante es libre mientras maneje sus propios vientos y se libere de las anclas que le paran.

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Lucha.
Una ola se alza entra las demás, pareciendo que ninguna otra le podrá superar. Una rabia le hace trepar por el cielo. Su amenaza es segura y en la orilla me preparo para meterme en sus entrañas hasta ser devorada.
Aún de lejos se asemejaba a las otras, una caricia. Pero su espuma le hizo envalentonarse, elevarse…El viento le empujaba hasta el abismo, pero ella estaba convencida de que podría caminar y destruir todo lo que encontrara por su camino.
Di un paso al frente con la mano preparada en el mango de mi arma. Prometo que ella y yo nos miramos, su belleza daba miedo, su fuerza aumentaba según se iba arrastrando. Mis pies ya sentían el frío cortante y limpio de su alma, mientras que su protesta hizo que el silencio fuera aún más hermoso. En un instante, mas corto que el de un suspiro se abalanzó hacía mi…Desenvainé la espada con calma, dándole tiempo a que perfilase mi figura y antes de que me engullese la partí en dos, abriéndome paso entre la brisa. Ella calló derrotada, sumida, humedeciendo las piedrecitas de la orilla. Yo seguía seca, y pasé mi lengua con fineza por la hoja de la katana, para saborear la sangre del mar. Estaba salada, como las lágrimas de cualquier persona.
Qué efímera la vida de una ola. Y el océano continua igual aún perdiendo algo que pertenecía a el. Como el tiempo, como la vida, sosegadas ante cualquier pérdida…algo muere, algo nace. Destrucción, creación…necesarias para que el mundo continúe con su propia blasfema.
Dejé mis huellas en el cadáver de aquella vivacidad. Para poder con el oponente hay que ser insípido.
Mi entrenamiento por hoy había terminado y un nuevo poema fue escrito en mi antebrazo.
Una silueta
debo ser yo
efímera, la ola.

Promesa.

El acero se agudizaba con cada caricia, deslumbrando el paisaje otoñal que se alzaba sobre ellos, un gémido que se soldaba a la debil respiración del hombre que la poseía entre sus manos.
Una obligación impuesta por los deseos que le alimentaban de aire, sueños que le perdonaban la vida, pero que no le suministraban el color necesario para parecer un ser con corazón.
Desde hace tiempo su cuerpo pertenecía a aquel lugar donde enterraba sus pies como raices dentro del fango, perdiendo su figura a cambio de la eternidad. Era un sauce, se curvaba hacía la tierra pidiendo un momento más a su sentencia.
La tristeza que le consumía le daba fuerza para continuar esperando a que algo le diese vida.La frágilidad de sus brazos recordaba a la belleza, cadavéricos como las espinas de un pez, podían ser rotos con una sola pulsación. Dependiendo de su entorno la demacración le hacía hermoso...
¿Quién le había transformado? Su ambición que antiguamente se amamantaba de su propio sudor, ahora dejaba caer suspiros indecentes. Terminando su obra a la vez que se aferraba a su espada. Su hombría que siempre se habían comparado como fustas que sus propios brazos gobernaban, se encontraba lantente en la mirada desorientada. Sabía que aquel mundo ya no le pertenecía.
Entonces, mientras la lluvia le hacía hueco en el espacio, música empezó a sonar frente a él. Esperanza al sentir las gotitas por su espalda, quiso levantar la mirada, quiso abrir su boca y saciarse de optimismo. El agua inundaba su garganta, no le hubiese importado morir ahogado, solo quería sentirse vivo en su último instante.
Pero la música de cuerdas que tocaba la dama vestida de color violeta, se hacía más rotunda de el mismo modo que el agua se evaporaba de su piel. Dejándole más desprotegido ante lo imprevisto.
Finalmente, el shamisen dejó que el viento bebiese sus últimas notas y la lluvia desapareció por completo. El lirio recogió los restos de madera entre sus brazos y se lo llevó con ella a la intimidad, dónde ya sería caro data vermibus.
Su katana quedó en el mundo y una joven la recogió. Siempre serás eterno en mi corazón, pensó. Desde entonces la chica sin acordarse , ingenua sobre la promesa que hizo aquel día hace muchos años dejó que el alma del sauce encontrara cobijo en su interior. Apareciendo en sus sueños como dueño de ella...El se convirtió en su deseo y ella en su vida. Inseparables.