Mientras que algo es desconocido, no se siente más que curiosidad, pero una vez a bordo, la desesperación y la confusión son importantes viajeros

domingo, 28 de agosto de 2011

Autómata.


http://www.youtube.com/watch?v=jc4XETqgoyQ&feature=related

Admiré la espontaneidad mecánica
de una flor, estrenando su atuendo
consintiendo a la estación
que la devorara, esparciendo su savia.
Tu estabas aquel día masticando pan,
de lo sobrante de tu boca
se alimentaban los pájaros
y yo podría haber sido uno de ellos.
Tendría que haber nacido autómata,
al reloj de tus deseos sincronizada,
olvidando a mi antepasado Prometeo
encerrándome en la armadura del a-teo.
Podría ser que fuese una escafandra
por las mordeduras de los peces, derruida
y es que el mundo actúa como una gran máquina.
Ofreciendo ternura y la digestión, convirtiéndolo
en desecho, nutriéndose de mi.
Repetición de movimientos,
debería de haber crecido como un robot
exenta de lo que llamamos vida,
Hanabi.

viernes, 26 de agosto de 2011

El origen del infierno.


http://www.youtube.com/watch?v=hZ28SypAk80







Sus labios permanecían entreabiertos, temblaban, como si fuesen de gelatina. Su lengua se asomaba para humedecerlos más, ella estaba mintiendo. Su cuerpo le delataba en cada gesto, pero ella seguía afirmando que era una persona.
Sin embargo, en el lagrimal de sus ojos se podía encontrar un ápice de oxido que caía por sus mejillas. Sus pupilas era la jaula donde habitaba los restos de un fénix y esas lágrimas, eran su sangre. Inundados de fuego, el fénix volaba entre cada pestañeo, desconcentrando a todos los que permanecían en la sala.
Recuerdo como el foco de luz colisionaba con su rostro, intimidándole, golpeando su conciencia. Pero aquella joven no se inmutaba.
El tiempo hizo que el mundo se irritase por aquella actitud tan insolente. Era una estatua de mármol, un serafín...algo tan tremendamente bello que se podía permitir el lujo de hacer temblar el cosmos. Y el hombre detestó su más preciada obra, como ya habían hecho los dioses con nuestra raza anteriormente.
Tenían miedo de esa criatura porque era tan perfecta que no necesitaba sentir para actuar. Era capaz de hacer cualquier cosa que se le encomendase sin cuestionarlo. Y como ya conocemos al hombre, la figura de la joven había servido al placer. Es increíble como el metal se entrelazaba con la carne, su figura se amoldaba a cualquier cuerpo como si ella fuese de seda. Cuesta creer que esos tornillos y programas que residían bajo su coraza, le proporcionaba tanta delicadeza.  Ningún hombre se quejó alguna vez de su frialdad, al contrario, comentaban que era la chica más pasional con la que se habían encontrado. Su deseo rozaba la violencia, de aquel cuerpecito menudo no salía ningún chirrido, ningún sonido metálico.
Por eso, ahora, todos miraban perplejos sin saber que hacer con ella. Debían de matarla, pues había incumplido una de las leyes primarias...pero todos absortos, contemplaban una vez más, aquellos labios rosados.
Nadie fue capaz de disparar a aquella mujer. Y como tenían que hacer algo, la desterraron. Allí ella ha continuado viviendo año tras año, sin sed, sin sueño, sin nada que le convirtiese más humana para volver. Hasta que la sociedad terminó por olvidarse de ella.
Qué terrible el permanecer sin cambios, en silencio. Una pausa eterna, por haber traspasado los límites impuestos.
Aquella noche un hombre esnifaba wasabi, sentía vértigo...todo era de color verde, y en ese prado esmeralda apareció ese ángel desnudo dispuesto a acogerle entre sus brazos.
Así se inició el infierno, el mundo que ahora conocemos como pecado. Un robot que acoge a los desesperados. Latente, recluta a los que dejaron su cordura, formando un ejército que se infiltra en el mundo, para llevarlo al fin. Y ella siendo el demonio reencarnado, no es más que el cólera que la sociedad sepulta bajo tierra, dejándolo crecer.
Así es el abismo, el precipicio de esos ojos donde se asoman los hombres.