Mientras que algo es desconocido, no se siente más que curiosidad, pero una vez a bordo, la desesperación y la confusión son importantes viajeros

sábado, 27 de noviembre de 2010

Que el tiempo sea justo.

Debemos de creer en nosotros mismos.
Me he equivocado muchas veces, me arrepiento de las decisiones mal tomadas; pero a la vez creo que gracias a esos atrevimientos voy formando mi "yo".
Muchas veces he deseado saltarme años de mi vida y llegar a donde estoy ahora...¿ Le daría el mismo valor a todo? No lo creo.
Ayer viendo un capitulo de una serie que me divierte mucho: "Scrubs" pensé mucho en el destino y en el control que tenemos nosotros mismos sobre las cosas. Puede que todo esté ya escrito y que hagamos lo que hagamos la sentencia ya esté tomada, o puede que nosotros nos adueñamos de las responsabilidades que queremos.
Según el día me declino más por una situación u otra, una poética y otra que te da fuerzas para seguir luchando.
A mi me gustaría que las cosas fueran justas y que las personas que son buenas, que han pasado por situaciones complicadas en las que han estado solos luchando contra uno mismo, consiguieran que el tiempo les premiase y fueran felices.
Me encantaría que sus problemas terminasen una mañana y ya no lloraran más, que ya no sufrieran más, porque muchas veces ellos no tienen la culpa de nada.
Quizá es que la vida es más fácil para los ignorantes, para los que viven solo pensando en ellos mismos sin preocuparse de que sus decisiones afectan a todo su alrededor.
Dicen que quien vive de sentimientos, muere de pena. ¿ Pero no se vive más intensamente de esa forma?
Yo a la gente que quiero y aprecio les aconsejo paciencia y calma. Las cosas malas vendrán, porque siempre buscan almas de las que alimentarse, aún así, hay que seguir levantándose todas las mañanas seguros de que nosotros podemos cambiar las cosas.
Me seguiré equivocando, seguiré madurando y apreciando cada día más lo que tengo. Los pequeños detalles que desechamos son los más importantes para ser feliz.
Quizá no consigamos lo que queremos tanto, pero el ir acercándonos a ello nos hace ser más grandes que el resto.

Debemos de creer en nosotros.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Un haiku



Viento de otoño.

Una puerta se abre,

surge un grito agudo
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                          (Basho)


Seguramente este Haiku sea una escena que se presentó ante los ojos de Basho un día de otoño. El grito agudo anunciaría el comienzo de una tormenta, desatando el viento y abriendo la puerta de su cabaña.

Tras el cuerpo de la imagen, he querido desvelar un mensaje que quizá no sea más que producto de imaginación. Aún así, quiero compartirlo.
Me introduje en las palabras: "grito agudo" y encontré una similitud con el Kiai. El Kiai es la transmisión de energía interior al exterior, la unión de la mente. Con esta técnica se puede conseguir incluso milagros si se hace bien. Una de esas cosas es un grito agudo capaz de paralizar e iluminar a otra persona. Suele usarse en técnicas de combate, de forma destructiva, pero también es capaz de revivir a alguna persona. Cuentan un hecho de un maestro que fue capaz de volver consciente a un hombre que yacía tirado después de una caída.También podemos encontrar leyendas sobre héroes japoneses capaces de destruir y luego revivir pájaros con un grito agudo.

Si unimos esto a la expresión: "cuando una puerta se cierra, otra se abre" desvelamos el significado del haiku como una gran esperanza.

Cuando el viento de otoño empieza a cubrirnos de apatía, despertamos nuestra mente, como el grito de una tormenta, haciéndonos ver que cualquier cosa es buena para inspirarnos en la vida.

¿Vosotros que conclusión sacáis?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Invisible ante los recuerdos.

La lucha contra uno mismo.
Pasó una vez por delante de aquel espejo, sonrío y siguió caminando. Más tarde, pasados unos quince minutos, volvió para asomarse a aquella galería. Su reflejo iba desordenando el cuadro, como el viento remueve las entrañas del árbol, pero ella ajena a sus pasos por aquel pasillo continuaba su inmerecido castigo.
Ese paseo por el pasillo circular se hacía eterno, sin palabras que interrumpiesen la peregrinación. Buscaba la puerta que le dejase volver a otros años.
El cristal fijaba durante segundos el rastro fugaz, al igual que su conciencia chasqueba los dedos cuando llegaba alguna visita.
Y así, la carcoma se nutría de su humor, dejando el esqueleto de una estructura mantenida por el ansia de un solo recuerdo. Abrir la puerta y correr hasta su casa...Donde habría un espejo que sus ojos tampoco verian.

martes, 9 de noviembre de 2010

Una de mis obsesiones.

¿Controlo el tiempo, o el tiempo me controla a mi?

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El tiempo. Algunos tienen la suerte de olvidarse de las horas, otros como yo, necesitamos estar pendiente del reloj.
Desde mi adolescencia tengo una gran obsesión con planear cada minuto y no dejar un hueco para simplemente vivir tranquila. Me tengo que poner la alarma siempre para despertarme temprano tenga o no tenga algo que hacer. A veces me siento agotada y es por la presión que ejerce sobre mi el tiempo. Intento controlarlo, que nunca ocurra algo que no haya previsto y entonces me doy cuenta de la tensión que guardo dentro.
Tengo una relación amor-odio con el, confió en que será justo y también temo la desgracia. El tica tac que recuerda al gorgoteo agónico de la vida, son los dientecitos de las ratas que reconcome mi juventud, mientras que yo misma funciono con el engranaje de la noria que vierte agua para los sedientos de momentos.
Humedad que demuestra en los libros como nadie esta libre de su condena. ¿Como librarse de el?
Instantes que aclaman mi presencia a su lado, y cuando no están la desgana ocupa su lugar.

Quienes me conocen saben demasiado bien mi obsesión con todo esto y la de enfados que me he tomado a causa de perder cinco minutos. Quizá esté intentando vivir tanto que no podré soportarlo...de todas formas, tengo años cubierto de planes e incluso tengo horas reservadas a lo impensable.
Incluso la eternidad se mide por el tiempo, mucho tiempo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Presentación.

Las mariposas y la simetría.

Lo mejor para presentarme es exponer las cosas me interesan, pero son tantas que no sé por donde empezar.
Así que he decidido hablar sobre un hueso que tenemos todos, el escafoides. Éste hueso hace que me enfrasque en un sin fin de ideas, pero no se como sacarlas.
El escafoides tiene forma de una mariposa. Da la sensación de estar viendo la radiografía de alguna de ellas, si es que tuvieran esqueleto, pero la realidad es que es una parte más de nosotros.
Siendo el sostén de otros mucho huesos de nuestro rostro debe de tener mucha culpa de como es nuestra imagen...o más bien dicho, nuestra simetría.
Como tampoco creo que haya mariposa totalmente simétrica, no existirá un rostro perfecto. Aún así nos empeñamos en pulir nuestras características y mantener una máscara de marfil, pura como la de una muñeca.
Pero lo más impresionante no es que sólo nos de una apariencia, sino que también se encarga de trastocar nuestra psique, haciéndonos víctima de fobias y miedos. Y entonces pienso: ¿Tan unida está la simetría con los pensamientos?
La locura se deja ver más en rostros poco terminados, o quizá incomprendidos, como sus pensamientos. Pero siempre estará la excepción. ¿ Quién soportaria la perfección del escafoides y del magnifico engranaje de todos los trozos de su tez?


Así que para terminar la primera entrada, dejo un trocito de lo que he leído este fin de semana.

-¡Qué triste resulta! -murmuró Dorian Gray, los ojos todavía fijos en el retrato-. Me haré viejo, horrible, espantoso. Pero este cuadro siempre será joven. Nunca dejará atrás este día de junio... ¡Si fuese al revés! ¡Si yo me conservase siempre joven y el retrato envejeciera! Daría..., ¡daría cualquier cosa por eso! ¡Daría el alma!
-No creo que te gustara mucho esa solución, Basil -exclamó lord Henry, riendo-. Sería bastante inclemente con tu obra.
-Me opondría con la mayor energía posible, Harry -dijo Hallward.
Dorian Gray se volvió para mirarlo.
-Estoy seguro de que lo harías. Tu arte te importa más que los amigos. Para ti no soy más que una figurilla de bronce. Ni siquiera eso, me atrevería a decir.
El pintor se lo quedó mirando, asombrado. Dorian no hablaba nunca así. ¿Qué había sucedido? Parecía muy enfadado. Tenía el rostro encendido y le ardían las mejillas.
-Sí -continuó el joven-: para ti soy menos que tu Hermes de marfil o tu fauno de plata. Ésos te gustarán siempre. ¿Hasta cuándo te gustaré yo? Hasta que me salga la primera arruga. Ahora ya sé que cuando se pierde la belleza, mucha o poca, se pierde todo. Tu cuadro me lo ha enseñado. Lord Henry Wotton tiene razón. La juventud es lo único que merece la pena. Cuando descubra que envejezco, me mataré.
Hallward palideció y le tomó la mano.
-¡Dorian! ¡Dorian! -exclamó-, no hables así. Nunca he tenido un amigo como tú, ni tendré nunca otro. No me digas que sientes celos de las cosas materiales. ¡Tú estás por encima de todas ellas!
-Tengo celos de todo aquello cuya belleza no muere. Tengo celos de mi retrato. ¿Por qué ha de conservar lo que yo voy a perder? Cada momento que pasa me quita algo para dárselo a él. ¡Ah, si fuese al revés! ¡Si el cuadro pudiera cambiar y ser yo siempre como ahora! ¿Para qué lo has pintado? Se burlará de mí algún día, ¡se burlará despiadadamente!